Me encanta hacer bromas respecto a lo mucho que odio a las personas.

Siendo introvertido yo mismo, eso es fácil de hacer.

El estereotipo del introvertido misántropo está respaldado por incalculables memes en Facebook y referencias culturales pop: Imagina al personaje animado Daria con sus gafas gigantes y un libro en su mano o esa cita pegadiza de Charles Bukowski, “ Yo no odio a las personas, solo me siento mejor cuando no están cerca.”

Estos memes y citas existen por alguna razón.

Estos memes son graciosos y fáciles de relacionar, pero también sirven como un mecanismo de defensa para aquellos que necesitan una excusa para esconderse detrás.

Es para el tipo de persona que es “demasiado educada para divertirse.”

Es muy fácil para mí hablar ya que paso la mayor parte del tiempo de una fiesta jugando con el gato del anfitrión porque las personas que están presentes no son ni la mitad de interesante de los libros que tengo en casa.

Es muy difícil de admitir que pasar la barrera de las conversaciones triviales oscila desde desalentadora a extremadamente aterradora.

Es por eso que simplifico demasiado y digo no me gustan las personas, cuando en realidad lo que no me gusta son las interacciones superficiales de la mayoría de los encuentros sociales.

Todos hemos ido alguna vez a esas fiestas en donde el sólo propósito del evento es que los invitados se separen en pequeños grupos en donde hablan sobre deportes, el tiempo o a qué peluquería fue la prima de la dueña de casa.

Es en momentos como estos en donde es importante averiguar si hay alguna mascota con la cual puedas jugar, o si todo esto falla, quizás una planta gigante en donde te puedas esconder.

Si hay que buscar bebidas o rellenar un bol de patatillas, yo hago que ese sea el sólo propósito de mi existencia porque para mí, cualquier cosa es mejor que participar de conversaciones triviales.

Sin embargo, a pesar de lo que parece, yo no odio a las personas.

Sólo odio la socialización superficial.

Y allí yace el problema que ha mantenido despierto a miles de introvertidos hasta altas horas de la noche.

Porque ser un introvertido no significa que quieras estar solo todo el tiempo.

Pero desafortunadamente, para poder encontrar personas con las cuales poder compartir nuestro mundo interior, es necesario salir y socializar.

Independientemente de lo doloroso que pueda resultar, para poder llegar a las tan ansiadas charlas sobre las metas en la vida, las pasiones creativas y la existencia del universo, debes comenzar con algo de conversaciones triviales.

Muchas veces un introvertido debe salir un poco de su madriguera

Yo considero la socialización como otros aspectos de mi vida en donde se que es algo bueno para mí a largo plazo, pero que en el momento casi nunca lo disfruto.

¿Realmente quiero ir al gimnasio cuando podría quedarme en casa y mirar Netflix?

No.

¿Realmente quiero una ensalada cuando podría comer una hamburguesa?

No.

¿Realmente quiero ir a una fiesta cuando podría acurrucarme en la cama con un libro y una taza de té?

Es evidente.

Sin embargo, para cosechar la recompensa, muchas veces debes esforzarte.

Es cuestión de equilibrio.

Así como a veces me recompenso a mi mismo con una cervecita bien fría por todos esos días que fui al gimnasio la semana pasada, suelo pasar un sábado a la noche tranquilo en casa porque sé que el viernes pasé todo una noche socializando e interactuando con personas más allá de mi zona de confort.

La recompensa de quedarse en casa es mucho más dulce cuando se guarda como un evento único al que se espera con ansias.

Mientras que, quedarse en casa con un libro es mucho menos especial si lo haces durante diez días seguidos.

Muchas veces, debes salir para poder apreciar por completo el quedarte en casa, y viceversa.

Nunca hubiese conocido a alguno de mis amigos más cercanos si hubiese elegido quedarme en casa y leer todo el tiempo.

Esas relaciones que tengo ahora, han valido la pena toda ansiedad y temor que sentí cuento me arriesgué a salir de mi zona de confort para poder establecerlas.

Desafortunadamente, crear esos tipos de relaciones es raro, porque la socialización no siempre trae recompensas tangibles.

Muchas veces cuando vuelvo de un evento me siento exhausto y deseando no haber salido nunca de casa.

Muchas otras veces, siento que ha salido todo bien, pero sé que las conversaciones triviales que he tenido toda la noche, no llevarán a ningún tipo de amistad que modifique mi vida.

Pero eso está bien, porque no todas las conversaciones o todas las salidas deben modificar mi vida.

Para un introvertido, socializar no es sólo una manera de pasar el tiempo

Al ser un introvertido, es mi tendencia natural siempre querer que cada interacción sea para establecer una conexión profunda, pero eso puede poner demasiada presión en una conversación casual.

A veces es sólo cuestión de mantener en práctica mis habilidades para tratar con la gente hasta el día en que alguien de repente, quiera hablar sobre sus sueños y metas en la vida y sobre todas aquellas cosas que les hacen resonar por dentro.

Es imposible saber a dónde te llevará una conversación a menos que lo intentes.

Soy consciente de cuan ridícula puede sonar mi filosofía de socialización a los extrovertidos.

Para ellos, socializar en sí mismos es la meta final.

Mis amigos extrovertidos están siempre buscando algo para hacer los fines de semanas, durante las vacaciones o incluso, durante las noches de entre semana.

Ellos se dedican a socializar por el placer que les genera en el momento de hacerlo.

Para mí, tratar de socializar es una meta a largo plazo, una que trato de trabajar con maña y equilibrio para no sentirme mental y emocionalmente abrumado.

Rara vez considero “salir” como algo apasionante en el momento.

Pero siempre tengo esperanzas de que cuando voy a las fiestas o participo de un nuevo evento de networking, haré un nuevo amigo que también se muere por tomar una taza de café mientras hablamos sobre la vida en tranquilidad, o que quiera quedar con el sólo propósito de echarnos uno al lado del otro y leer en completo silencio.

Cuando yo socializo, no estoy buscando una manera de sólo pasar el tiempo.

Yo siempre tengo una lista de pasatiempos e intereses y no tengo suficientes horas del día para poder disfrutarlos a todos.

Pero siempre estoy buscando una nueva persona con la cual pueda compartir mis pasiones y mi mundo.

Muchas veces conocer a esa nueva persona vale la pena toda la agonía que me supone socializar.

Me gusta pensar que soy una persona con la que vale la pena socializar, y sé que no soy la única de mi especie.

Entonces, mis queridos introvertidos, por favor, de vez en cuando guarda tus libros, sale, y busca a esas personas que hacer que socializar valga la pena – porque yo estoy ahí fuera buscándote..

 

Imagen via Shutterstock

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