La ansiedad es esa voz en tu interior que te dice, “algo malo va a pasar”.
Es lo que te mantiene despierto a las 2 de la madrugada, pensando en algo vergonzoso que hiciste, hace cinco años.
No todos los introvertidos tienen ansiedad e incluso los extrovertidos también tienen que luchar contra la ansiedad.
Para ser claros, la introversión y la ansiedad no son la misma cosa.
La introversión prefiere ambientes calmados, en donde la estimulación es mínima, mientras que la ansiedad es un término genérico para desórdenes mentales que causan miedo, preocupación y nerviosismo excesivo.
De todos modos, para muchos introvertidos, la ansiedad forma parte del modo natural en sus vidas.
Y por cierto, la ansiedad es más común entre los introvertidos que entre los extrovertidos, según la Dra. Laurie Helgoe.
A veces la ansiedad es obvia (piensa: ataques de pánico, manos sudorosas), pero eso no es siempre el caso.
Muchas otras personas viven una forma oculta de lo que se denomina ansiedad de alto rendimiento.
Externamente, parecen tener todo bajo control.
Hasta pueden tener vidas muy exitosas.
Nadie del exterior puede darse cuenta que están movidos por el miedo.
A veces ni ellos mismos se dan cuenta.
A pesar de que no hay un diagnóstico oficial, la ansiedad de alto rendimiento es algo con lo que muchas personas se sienten identificadas.
Está muy relacionada con el trastorno de ansiedad generalizada, que afecta a millones de persona en todo el mundo, siendo más propensas a sufrirla las mujeres que los hombres.
Contenido del artículo
- 1 Estás siempre preparado
- 2 Puedes estar perdiendo los estribos por dentro, pero por fuera pareces inmutable
- 3 Ves el mundo de manera fundamentalmente diferente
- 4 Sientes la necesidad constante de hacer algo
- 5 Eres externamente exitoso
- 6 Tienes miedo de decepcionar a otros
- 7 Parloteas nerviosamente
- 8 Has construido tu vida alrededor de la abstinencia
- 9 Eres propenso a la meditación y pensar demasiado
- 10 Eres un perfeccionista
- 11 Tú sufres de dolores, hábitos repetitivos o de tics nerviosos
- 12 Estás todo el tiempo cansado
- 13 Te sobresaltas con facilidad
- 14 Te irritas y estresas con facilidad
- 15 No puedes “simplemente parar”
Estás siempre preparado
Tu mente siempre piensa en el peor de los casos en cada situación.
Como resultado, podrías encontrarte demasiado preparado.
Por ejemplo, podrías meter ropa interior o maquillaje tanto en tu equipaje de mano como en tu maleta que va a la zona de carga del avión, por si acaso la aerolínea perdiera tu maleta.
La gente te ve como una persona de confianza (y muchas veces tener tus cosas preparadas te viene bien) pero pocas personas (o casi ninguna) saben que tu estado de estar “siempre listo” significa también estar con una constante ansiedad.
Puedes estar perdiendo los estribos por dentro, pero por fuera pareces inmutable
Es muy interesante ver como muchas personas con ansiedad de alto rendimiento no muestran qué tan nerviosas están, lo cual es otra razón por la cual es considerado muchas veces como una ansiedad oculta.
Puedes haber aprendido a compartimentar tus emociones.
Ves el mundo de manera fundamentalmente diferente
Tu ansiedad no está sólo en tu cabeza.
Los investigadores del Instituto de ciencias Weizmann en Israel, han encontrado que las personas que son ansiosas ven el mundo de manera diferente a las personas que no son ansiosas.
En su estudio, las personas ansiosas eran menos capaces de distinguir entre un estimulo seguro y uno que había sido previamente asociado con una amenaza.
En otras palabras, las personas ansiosas sobre generalizan experiencias emocionales – inclusive si no son amenazantes.
Sientes la necesidad constante de hacer algo
Lo cual puede ser un gran problema si tú eres un introvertido que necesita mucho tiempo de descanso para recargar energías.
Esto no necesariamente significa que estás yendo a muchos eventos sociales; de todos modos, tu puedes sentir la obligación de tener las cosa hechas o llevar la delantera. Mantenerte ocupado te distrae de tu forma de ansiedad y te da una sensación de control.
Eres externamente exitoso
Enfocado en el logro, organizado, orientado a los detalles y proactivo en el planeamiento de las posibilidades futuras, puedes parecer el ejemplo del éxito.
El problema es, que nunca es suficiente.
Siempre sientes que deberías estar haciendo más.
Tienes miedo de decepcionar a otros
Te gusta complacer a los demás.
Tienes tanto miedo de decepcionar a los demás que trabajas duro para que todos a tu alrededor estén felices – inclusive si eso significa sacrificar tus propias necesidades.
Parloteas nerviosamente
A pesar de que eres un introvertido que prefiere la calma y la tranquilidad, hablas sin cesar por nerviosismo.
Es por esta razón que a veces te confunden y piensan que eres extrovertido.
Has construido tu vida alrededor de la abstinencia
Has encogido tu mundo para prevenir que se sobrecargue.
Te quedas con las rutinas y experiencias familiares que te dan una sensación de confort y control.
Evitas experiencias emocionales intensas como viajes, eventos sociales, conflictos, o cualquier otra cosa que pueda activar tu ansiedad.
Eres propenso a la meditación y pensar demasiado
Haces mucha charla negativa sobre ti mismo.
A veces revives errores pasados en tu mente, te preocupas por supuesto por el “que pasaría si”, y luchas a la hora de disfrutar momentos porque estás esperando lo peor.
Muchas veces tu mente galopa y no la puedes parar.
Eres un perfeccionista
Tratas de calmar tus preocupaciones haciendo tu trabajo bien o mejorando tu apariencia.
Esto puede dar resultados positivos, pero tiene un precio.
Hasta podrías tener una mentalidad del tipo “o todo o nada” (“si no soy el mejor estudiante, soy el peor”).
Puedes tener expectativas poco realistas de ti mismo y un miedo catastrófico de no poder cumplir tus expectativas.
Tú sufres de dolores, hábitos repetitivos o de tics nerviosos
Según la psicoterapeuta Annie Wright, tu ansiedad podría manifestarse físicamente en tu cuerpo como una recurrente tensión muscular o dolores.
De manera similar, podrías quitarte la piel alrededor de las uñas, tamborilear con tu pie, rascarte la cabeza o hacer algún otro tipo de acto repetitivo que extraiga tu energía nerviosa (incluso si pareces tranquilo).
Estás todo el tiempo cansado
Tu mente está siempre en funcionamiento y tienes problemas para quedarte dormido o permanecer despierto.
Incluso cuando duermes, te sientes cansado durante el día, porque lidiar con un nivel de ansiedad subyacente es agotador.
Te sobresaltas con facilidad
Eso es porque tu sistema nervioso está sobre motivado.
Un portazo, una sirena de ambulancia o sonidos inesperados te sobresaltan.
Te irritas y estresas con facilidad
Estás viviendo con un estrés de nivel bajo de forma constante, entonces el menor de los problemas o molestias te fatiga.
No puedes “simplemente parar”
La ansiedad no es algo que puedas decirte a ti mismo que dejes de hacer.
De hecho, los investigadores previamente mencionados, del Instituto de ciencia de Weizmann, encontraron que las personas que son ansiosas tienen de una forma u otra cerebros distintos a los que no son ansiosos.
Señalaron que las personas no pueden controlar sus reacciones ansiosas, debido a una diferencia fundamental en el cerebro.
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